El espectáculo cirquense de la política

Se acercan las elecciones y la gente se viste de gala para acudir a las representaciones que ofrecen los líderes de los partidos políticos en los “teatros” de las ciudades. Los políticos se preparan un papel, que ensayan previamente ante un espejo, y lo interpretan ante un público que aprecia más la valía de este como cómico que como responsable del futuro de un país, que cada vez se parece más al Titanic después de chocar con el iceberg. Vengan todos, acérquense a este gran espectáculo que les ofrecen los grandes líderes de la política, no se pierdan la oportunidad de reír con sus mentiras y promesas sin futuro. Pero tengan cuidado, porque corren el peligro de caer hipnotizados por su demagogia. Presentémosles dos puntos esenciales en todo discurso de un político, primero echar por tierra todo logro conseguido por el partido contrario, y después dicen una de sus frases favoritas: “puedo prometer y prometo”; a la que le sigue todo tipo de promesas fantásticas. Lo peor es que su demagogia funciona con la mayor parte de la gente, creen todo lo que les dicen y les votan. Entonces es cuando el payaso del circo político se convierte en el león, el rey del circo. Devora las promesas hechas, aún sin cumplir, y las esperanzas de la gente por un mañana mejor. Que quiero subir los impuestos, aunque la gente se ahogue intentando llegar a fin de mes, pues los subo. Que en vez de hacer algo para que la burbuja inmobiliaria explote ya y la gente pueda vivir en una casa de más de cuarenta metros cuadrados, vendo los terrenos que iban a ser destinados a parques nacionales, zonas protegidas... a una constructora y gano más dinero. Como yo soy el que manda, lo hago y el que no pueda comprarse una casa de cuarenta metros cuadrados sin tener que pedir una hipoteca, que se busque la vida, yo vivo en la Moncloa y no me falta espacio. Lo primero soy yo, después mi país. Y por supuesto, para que hablar siquiera de su gran preocupación por nuestro planeta, por el medio ambiente. Porque eso del incremento excesivo del efecto invernadero son tonterías, eso es que unos cuantos hippies se aburrían y decidieron ponerse a crear polémica. Como va a ser verdad que dentro de unos trescientos años, si no hacemos nada para evitarlo, los polos se vayan a derretir y gran parte de la tierra vaya quedar sumergida bajo el mar. Porque como dijo un “gran político”, no hace mucho, en una más que interesante entrevista: “He traído aquí a diez de los más importantes científicos del mundo y ninguno me ha garantizado el tiempo que hará mañana en Sevilla. ¿Cómo alguien puede decir lo que va a pasar en el mundo dentro de trescientos años?” Si señor, eso es un payaso político en su mayor esplendor. Es una demostración del conocimiento que tiene el líder del PP con respecto a los problemas que atañen a nuestro planeta hoy en día. Es un comentario digno de recordar, una puesta en evidencia de la ignorancia de los políticos de hoy en día. Oh sí, esto es lo que yo quiero para el futuro de mi país, ciudades atestadas de fábricas y edificios con pisos sin vender, sin lugares donde los niños puedan jugar, con un presidente que gana en un mes más de lo que mucha gente es capaz de ganar en un año, y con menos conocimientos que un niño de primaria. Y yo me pregunto, ¿realmente esa gente que dicen ser políticos, van a sacar este país adelante? ¿Es en ellos en quienes debemos confiar para tener una vida mejor? Con todo esto no pretendo decir que sea mejor renunciar a la política, ni mucho menos. Sino demostrar como son las manos en que dejamos nuestro futuro.

Pero no se dejen influir por todo lo dicho. Sigan acudiendo a este teatro popular, vean las actuaciones que les ofrecen y decidan a qué payaso quieren votar. Hay para todos los gustos, escojan el que más gracia les haga, por muy ignorante que pueda ser.

(escrito el 22/01/08)